La identidad racial
blanca y el anti-racismo en la
educación: Un catalizador para cambio
Por Sandra M. Lawrence y Beverly Daniel Tatum
Para la gente blanca,
el proceso requiere que se den cuenta de su “blancura,” que acepten este
aspecto de su identidad propia como socialmente de mucho significado y
personalmente importante, y por último que incorporen una opinión realista
positiva de la blancura que no se base en supuesta superioridad.
Helms (1995) ha identificado seis estados de
identidad (anteriormente llamados etapas) que caracterizan el patrón de la
persona blanca al responder a situaciones raciales en su ambiente. Aunque una
persona puede usar más de una estrategia o patrón al responder a situaciones
raciales, un modelo generalmente predomina.
El primer estado,
contacto, es mejor descrito como una falta de atención. Ser blanco es visto
como un estado “normal” de ser sobre el cual rara vez se reflexiona, y los
privilegios asociados con ser blanco simplemente se dan por hechos. Un cambio
de dirección de este modelo al segundo estado, desintegración, es a menudo
precipitado por el incremento de las interacciones con gente de color y/o con
la exposición a nueva información acerca de la realidad del racismo, elevando
el conocimiento del privilegio racial blanco y de las desventajas sistemáticas
experimentadas por la gente de color.
Este mayor
conocimiento a menudo se acompaña de sentimientos de culpabilidad, ira y
tristeza. Estas emociones pueden llevar a negar y a resistir este nuevo
conocimiento, pero también pueden ser catalistas para acción. La gente que
opera desde este punto de vista frecuentemente trata de convertir” a los demás
a su nuevo modo de pensar. Tales acciones no siempre son bien recibidas y los
individuos pueden sentir considerable
presión social para “ignorar” el racismo, y para mantener el statu quo
(no cambiar el estado de las cosas).
El desconcierto del
proceso de aprendizaje y el temor del aislamiento social pueden resultar en un
salto psicológico al tercer estado, reintegración. Los sentimientos de
culpabilidad y de negación pueden ser transformados en temor e ira hacia la
gente de color. La estrategia de “culpar a la víctima” con resentimiento puede
usarse para evitar tratar con el tema desconcertante del racismo, así como para
evitar la lucha para abandonar las suposiciones racistas y para definir una
nueva identidad antirracista.
Sin embargo, un mayor
desarrollo generalmente tiene lugar si uno continua haciendo un examen personal
de estos temas. El cuarto estado, pseudo independencia, se marca por un
entendimiento intelectual de la injusticia del racismo como un sistema de
ventaja y por reconocer la necesidad de asumir responsabilidad personal para
desmantelarlo. El individuo puede buscar distanciarse de otras gentes blancas,
y activamente buscar relacionarse con gente de color como una manera de reducir
el aislamiento social experimentado anteriormente. Estas interacciones
interraciales pueden elevar el conocimiento del individuo acerca de la
necesidad de examinar activamente y redefinir el significado de su propia
blancura.
Este proceso de
redefinición es vital para el quinto estado, inmersión/reaparición. El individuo
en busca activa de respuestas a las preguntas, ”¿Quién soy yo racialmente? ¿Qué
significa realmente ser blanco en la sociedad?,” necesita información acerca de
los aliados blancos, aquella gente blanca que ha trabajado en contra del
racismo, como modelos y guías para una nueva forma de pensar acerca de la
identidad blanca (Tatum, 1994).
El último estado,
autonomía, representa la incorporación (internalization) de una identidad
racial blanca positiva y se demuestra por medio de un intenso cometido a actividades
antirracistas, una autoexaminación continua y un aumento en efectividad
interpersonal en ambientes multirraciales. Aunque éste se ha descrito como el
último estado, es importante notar que un individuo puede perar desde más de un
estado en un momento dado, y el estado.
predominante varía
dependiendo de la situación específica. Sin embargo, al tiempo en que las experiencias
interraciales de cada uno aumentan y el entendimiento del racismo se
profundiza, los últimos estados serán más bien los que den forma al
comportamiento del individuo. Ya que la ideología de la superioridad racial
blanca se encuentra tan enraizada en nuestra cultura, el proceso de
“desaprender el racismo” es una jornada que tenemos que continuar por el resto
de nuestras vidas.
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